martes, 30 de noviembre de 2010

Siendo Justos



Creí que era aquí donde debía permanecer siempre, no sabía que podía ir hasta otro lugar diferente y aunque es cierto que recuerdo vagamente a quien quiso cruzarme, no acepté hacerlo en mi absurda idea por quedarme a su lado.

El dolor del brazo nunca lo tuve en cuenta, todo avisa, solo que nosotros nos empeñamos en no querer verlo cuando somos directamente los afectados.
Mis manos empezaron a fallarme sin apenas notarlo, la importancia real se la di el día en que se me cayeron las pastillas y es que algo tan minúsculo sin peso aparente, no fui capaz de mantenerlo.

Laura es la mujer mas maravillosa del mundo y me ha aportado muchas alegrías y momentos inolvidables. Pocas personas entrarían dentro de la gran definición que solía hacer de ella, siempre sonreía cuando se la comentaba a cualquiera que quisiera escucharme.

“ Es la Luz que cubre sin descanso
Paz inmensa para quién está cerca,
soñadora, sabia, niña loca,
alegría en mi vida,
la Fuerza que nunca se agota ”

Pensaba que estando cerca la ayudaría a superar mi ausencia, siempre le daría el empujón necesario para continuar su propia vida.
No estaba en la posición correcta y observé mi error viendo como ella poco a poco se apagaba, ¿cómo era posible que su vida estuviera repleta de las mas terrible oscuridad?
Hablaba conmigo y yo lograba hacerla entender que seguía ahí, pensaba que eso la alegraba pero no era verdad porque no la dejaba continuar su camino, era yo quien no veía que había dejado de ser parte física en contacto directo con la mujer mas maravillosa del mundo, a quien mas había querido y quién mas me había amado.

Parto convencido de hacer lo mejor para ella, quedaré esperando el día que tenga que regresar a recogerla, sabiendo gratamente que falta mucho para ese momento y que la felicidad volverá a su rostro de nuevo gracias a Jose.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

En la sala de espera



Siempre detrás, nunca me veis, no se que sucede aquí. Las cuatro hablando sin parar y no me prestan atención ¿qué les hice yo? No soy el mejor padre del mundo pero tampoco creo que sea el peor. Estuve todo el tiempo con mi mujer y salí para contarles lo que la doctora decía pero ellas ni me miran, no me lo puedo creer, su madre está empeorando y quiero que lo sepan para que al menos estén preparadas y puedan despedirse.
Las veo muy tristes desde que yo estuve en el hospital por mi problema de corazón, es como si me culparan por estar enfermo, su madre dice que no se lo tenga en cuenta, ahora hablamos mucho los dos, me gusta su sonrisa, e slo que me enamoró de ella. La miro y recuerdo tantas cosas que ya parecían olvidadas. Rosalía dice que prefiere que me quede con ella y deje a las niñas tranquilas fuera, en la sala de la entrada.
Yo querría que ellas supieran que su madre se nos va, aunque yo la noto mas cerca hoy, se que puede parecer extraño pero así me siento. En urgencias no dejan que las visitas se queden mucho rato, conmigo hacen una excepción, creo que es porque saben que Rosalía se va pronto y por eso lo hacen. La doctora Amelia, no se separa de mi Rosalía, intenta entender lo que hablamos y dice que mi mujer está delirando ¿por qué pesnará eso? yo no la veo hacer nada raro, al contrario hemos revivido momentos bonitos, quizá ella no lo entienda porque no lo ha vivido y como hablamos sin parar, le parece muy raro, debe ser eso.
¿Ves mis hijas? Las cuatro visten de negro, no me gustan desde que decidieron hacerlo, están muy oscuras ¿no crees?
Llaman para ver a mi mujer ¿Habrá empeorado? Gracias por escucharme, se le ve cansada, cuídese.

 


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